Me estoy riendo como solías reírte tú. Me pregunto como te reirás ahora. Tengo demasiadas almas clavadas en mi cuerpo de personas que amo y hoy son solo cuerpos textéandome mensajes raros llenos de lágrimas. Me siento empapada de lágrimas de hombres y se siente bien. Quiero soltarlas como vapor en la oreja de ese cuerpo que me tiene salvaje. Calculando cada movimiento como cuando conducías el amor como un tablero de ajedrez, que sobre pensabas arrastrando cada pieza -suave pero con firmeza- rozando el tablero con temblorosa duda llena de placer. Mis labios quietos en tu cuello no están haciendo todo lo que quieren estar haciendo. Un pequeño rayo de luz que se pone eléctrico en mis músculos y trae a la realidad un tiempo en donde el amor y el flirteo era una recolección de minúsculos retratos de esos momentos y palabras que habían detonado todos los fusibles a tu adentro. Convirtiéndose en columnas de esta frágil estructura recién nacida que te acerca al más deseado desconocido.
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