No pienses que me olvido de ti ni por un solo segundo.
Tú eres esa tibia gotita de agua que se cuela detrás de mi oreja y se queda ahí, eres esa certeza que se esconde en lo más profundo de mi cerebro de que siempre tendré en un lugar en tus brazos. Eres también los primeros ojos que me encuentro al despertar: unos gigantescos, redondos y celestes enmarcados por una redondela rosa que viste armadura y gorro. Estás en todas las paredes de mi pieza, en cada acorde de mi guitarra y en casi todas las canciones de mi ipod. Te disfrazas entre mis comidas favoritas, entre el chocapic y el helado de brownie y en cada estúpida película ñoña a las que me hiciste adicta y ya no tengo con quién ver. Así que por favor, solo te pido que nunca pienses ni por un segundo que me olvido de ti ni por un segundo.
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