Thursday, August 11, 2016
Mercedes sin promesas
Lo que pasa es que sé demasiado bien como estar desnuda en tu pieza. En tu cama en esas sábanas que me cargan. En ese infinito desastre de colores y texturas que me descoloca. Y sin embargo miro el techo acostada a contra mano, sobre las tapas hasta que me da frío, me pierdo en el techo pensando no se qué. Mi piel se siente cómoda enfriándose en tu pieza, corazón galopante ignorado, respiración agitada que no alcanzo a escuchar. Sé como suenan los pasos por el pasillo y ese movimiento pa arriba y pal lado que hay que hacer para trancar la puerta. Que en la noche se nos mete un gato por la ventana y en la mañana un perro por la puerta secreta junto a la ventana que siempre se nos olvida cubrir cuando me da por empujarte contra el sillón. Que de noche nunca encuentro el interruptor y sin querer enciendo la tormenta mecánica y me da miedo. Me da miedo y a rato me das rabia, porque luces esa cara otra vez, esa de apreta los dientes cuando te agarras a combos. Y quiero gritarte mil cosas, decirte que yo también probé cosas que no tienes ni idea, que me movieron, que me cortaron, que me cambiaron. Que me cagué de miedo y que me perdí en un letargo de días con toques de euforia estruendosa. Pero gatito de alfombra, corazón derretido. Animal planet a la hora del desayuno y palta con huevo.
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