Yo tuve un mellizo, nació un día después que yo. Yo tuve un mellizo y lo perdí en una tormenta. Yo tuve un mellizo, él le temía a los truenos y yo a la oscuridad y en las noches de invierno jugábamos a hacer sombras en la pared. Yo tuve un mellizo, él creyó que se enamoró de mi. Yo tuve un mellizo, medía 5 centímetros más que yo y teníamos las manos del mismo porte. Yo también creí que me enamoré de él. Pero eso estaba mal y él se subió a un barco. Yo tuve un mellizo y ya no lo tengo más.
Cuando me pierdo de mi en las noches de invierno, me acuerdo que nos gustaba jugar en el lago a sumergirnos, a ver quien pasaba más tiempo sin respirar. Y me dan ganas de encontrarme debajo del lago pero esta lloviendo. Está lloviendo y no hay nadie en la calle. El agua de esta ciudad es asquerosa. Gris. Cual habrá sido el último color que viste? Me duele el ombligo. Cada vez que llueve me duele el ombligo. Me duele porque me falta un órgano. Me faltan un para de ojos, un par de hombros, un par de manos para hacer juegos de sombras! Ahora cuando está oscuro ya no se temerle a la oscuridad. Y temo por no temer. Despierto sin saber quién soy.
Yo tuve un mellizo, pero su piel era dorada. Me subí al árbol más alto la noche que partió. Desde la cima se veía el mar. Mar de mierda. Ombligo de mierda. Mi piel en cambio es verde, verde como las piedras del lago. No hacía ni frío ni calor. Ni un sonido, ni un pájaro, ni una canción. Te debería haber amarrado a ese árbol. Amarrados los dos al árbol, comernos el árbol, vivir de él, sacrificarnos en él para que nadie tuviera que ver. Me quedé ahí esperando, jamás me hubieras dejado ahí. La noche se cerró sobre el mundo. Mi pequeño mundo. Me quitó el aire, el oído. Yo tuve un mellizo pero el mar se lo tragó.
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