Es curioso como aún estando en contra estamos de acuerdo, como sin darnos cuenta vamos cediendo hasta llegar a un común punto de vista; aún cuando ni tu ni yo hayamos cambiado de parecer en absoluto. Es, ha decir verdad, una mentira, pero una pequeña mentira, que nos da una escusa para mirarnos de reojo y morirnos de la risa, así de simple; para poder desafiarnos de ambos lados de la mesa: medio en serio medio en broma.
Es raro eso ¿no? ¿Mentirnos apropósito para jugar a ser enemigos por un día?
Me da risa, digo ¿no somos a caso demasiado parecidos?
Tú, guapísimo como no sabes, con esa extraña afición a las películas de mala calidad, un desapasionado lector y de una convicción vasta en inconsecuencias y yo, cinéfila, bibliotecómana e idealista.
Tú, de movimientos ágiles, todo un cientista y yo efectivamente torpe y con vocación social.
Tú, que crees que el mundo es un bodrio, que no se pude cambiar y yo que vivo soñando con revoluciones y movimientos.
Tu con tu Mc McCartney y yo con mi Lennon
¿no somos acaso demasiado parecidos?
Si tu dices si yo digo no,
Si tu dices no yo digo si,
Si ambos decimos si, nos sorprendemos, nos rehuimos, nos precipitamos y ambos decimos no; entonces nos reímos.
y nos reímos y nos reímos…
