Friday, December 27, 2013

Amnesia

El día del fin del mundo amaneció nublado y frío en medio del verano. Era casi navidad y te había invitado a patinar en hielo- en un hielo de mentira obvio- para que jugáramos a estar cómo en las películas gringas. Yo iba a llevar chocolate caliente en un termito y no se de donde iba a sacar un chaleco con una estrella de nieve para regalarte. Me puse un body amarillo que me hacía sentir cómo Madonna en Hang Up. Nos veíamos tan irremediablemente adorables patinando ahí, la torpeza justa para sostenernos por lo brazos y con las mejillas coloradas entrar en la complicidad del ridículo aprendizaje. Yo me afirmaba de ti por las espalda y el golpe de impacto te recordaba cómo se sentía el peso de mi piel, se te notaba en los ojos. Cómo la primera vez que te dí la mano y me miraste sorprendido y satisfecho. Nada importaba que en la vida real mi equilibrio precario no me permitiera tenerme en pie en una pista así. Ni que esa calma bajo las luces de colores fuera imposible. Y nunca pasó y en su lugar tuve una puerta. Y después una micro y un "prefiero no saber nada". Y al final una noche larga esperando una llamada que no llegó y en su lugar tuve un abrazo de amnesia.