Ante la impotencia de no poder salvarte guardaré silencio y me iré con mis literaturidades a encerrar en un cajón esa parte de mi corazón que te pertenece. Mis manos siempre estuvieron atadas aunque se me apretara el pecho y te hiciera cariño con el cuello, a pesar de mis dedos de los pies retorciéndose dentro de mi zapato y las miradas de reojo a cada rato.
Quiero se un gato que solo duerma, tome sol y ame. Un gatito que en la noche te hace de bufanda para quitarte el frío. Un animalito sin conciencia ni moral humana, suavecito y juguetón desde la cuna. Y es que sería tan fácil dejar que está sensación que me hierve en la panza se desbordara por mis poros, tan fácil e irreversible su efecto. Las burbujitas de ebullición podrían por fin correr locamente por mis venas, como las burbujas de oxígeno de la champaña todas hacia arriba,todas hacia afuera, todas hacia ti. Un desenfreno que ni te explico, respirar, respirarte, volver a respirar cada sensación hasta que sea oxígeno en mi sangre.
Sin embargo voy a cerrar mis oídos, controlar mis capilares y a relajar las empuñadas manos. Voy a dejar de pensarte, dejar que mi celular se quede sin batería para que no pueda leerte, obviarte en los pasillos... si tu meta es convertirlo todo en odio me obligaré a odiarte dejando ese corazón cercenado sin comunicación. Que no escuche tus palabras hirientes ni ninguna otra que de ti provenga o su dolor local se expandirá como un cáncer irreversible y fatal.
