A veces me da por asomarme a tu poesía como quién salió volando de su cuerpo para ir a tentar a la muerte al borde de un precipicio. Un acantilado tipo cenote, una ventana con un fondo turquesa de fantasía. Esta es una de esas noches, una de esas veces. Y es que el tiempo no significa nada en estas epistolares inmortales. Vuelo a mirar cómo me pensentías ese año, ese mes, ese momento y como un fantasma entro en tu recuerdo y te beso la mejilla como quién besa la carta de su amor, que ha leído diez veces y guarda junto al pecho como amuleto. Voy en búsqueda de tus palabras de aliento, quiero degustarte en cada una de ellas, acordarme como suena tu voz, disolverme entre tu pasión y tu nostalgia.
Ya no se a quién le escribo, el silencio me desdibuja tu figura, aunque tu nombre resuena en mi pecho. La voz no sale, se pierde en el laberinto negro. Te echo de menos.
(2018 - 14/8/2020 )
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