Cuando empezamos tu repetías mucho que nos estábamos conociendo y a mi me daba rabia porque yo te había visto ya el alma. Después justo cuando empezaste a hablarme de mi con propiedad, yo me di cuenta que a mi retrato de ti le faltaban detalles, detalles que empecé a registrar fascinada. Y justo cuando comenzaba a sentir que te conocía... Decidiste irte.
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