Friday, April 25, 2014

Última carta

Construimos un pasado y un futuro ficticio tu y yo. Nos gustaba imaginarnos cómo adolescentes en los 60' de Woodstock. A veces nos creíamos dos de las tres J. Faltaba que cayera una y vaya si cayó. Nos decíamos que no éramos para nuestro tiempo, que la música ya se había acabado y éramos a la vez idealistas y pesimistas nostálgicos. Éramos. Íbamos corriendo de nuestro universo hostil tomados de la mano y éramos eternos. Juro que por un momento fuimos eternos.
Descansabas en mis brazos y te aferrabas cómo si fuera una balsa a mi cuerpo. El mundo era un torrente que se descargaba contra nosotros, que nos quería partir, cambiar, destruir. Yo te sostenía con fuerza, no alcanzaba a divisar tu infierno personal, cuidaba sólo la carcasa. Lo lamento, yo misma tenía mi propio infierno personal. No olvidar: teníamos quince años, que más se puede esperar. Me hacías reír y tocabas la guitarra a los pies de mi cama cuando estaba enferma. Eso es amor. Puedes protegerte con todas las mentiras que te inventes, pero eso es amor. Voy a honrar ese momento porque es infinito y eso es sagrado. Contigo o sin ti, lo voy a hacer.
Nuestro futuro era tan brillante cuando lo discutíamos... me sonrío sola. Y lloro también, pero con la sonrisa en la boca. Íbamos a ser los artistas terribles que removieran este reducto del tercer mundo. Me ibas a componer un musical, yo iba a escribirnos y a grabarnos en celuloide. Porque éramos tan perfectos, tan míticos e inspiradores de toda una legión de pasados a llevar. Un poco queríamos vengarnos de ser los raros del grupo. Siempre decías que la vida te debía algo. Yo nunca he pensado que la vida nos haga ninguna justicia. Había tanta fe puesta en nuestras cabezas que no me dí cuenta cuando nos quebró. El techo se partió y los escombros barrieron todas certezas. Desde aquel día continuamente me agobia la incertidumbre.
Extraño mis certezas y a ti, te extraño cómo loca. Me dedicabas esa canción de los Beach Boys (que eran tan naive y te gustaban tanto) porque tu también lamentabas que faltara tanto tiempo para empezar a ser. Y yo te creía todo porque tú jamás me hubieras mentido. Porque tu ojos para mí eran transparentes y leía tus pensamientos cómo por telepatía. Era tan fácil hacerte feliz. Tus ojos se ponían brillantes e irradiabas felicidad cómo un verdadero sol. Recuerdo esa tarde con el pelo recién cortado que te parecías a James Dean. Perfecto. Era tan fácil hacerte feliz. Te conformabas con tan poco y me hacía sentir tan culpable. Me gustaría haberte dado más, pero cómo decía, yo también tenía mi propio infierno personal.

No comments: